Me sorprendió que a penas llegué a casa de Pete recibí en mi computadora la noticia de que mi hermano Al llevaba una semana en la ciudad. Ya sabía que iba a ir, solo que no había querido saber nada de él desde la última discusión que tuvimos por teléfono.
Me despedí de Pete que terminó el curso junto conmigo y le ayudé a llevar un montón de valijas junto con Tali a la terminal en dónde abordaron antes de las cinco de la tarde. Volví a casa solo, me eché en el sillón de la entrada y poco después tocaron a la puerta, era Al.
Los ojos de Al se notaron sorprendidos pero no dijo nada, cuando le abrí la puerta tenía una de mis manos en la frente y luego me fui a recostar directo al sillón de nuevo -menos mal que vengo a decirte que nuestro avión sale en unas horas-
A penas subí al avión sentí un fuerte alivio de estar volando a casa. Creo que Al no quiso estresarme porque fue notable su paciencia durante el vuelo incluso a la hora de salida, porque Al odia viajar de madrugada y aún así estaba tranquilo, obviamente no iba solo, lo acompañaba una de sus amigas, guapas como siempre la cual portaba una valija llena de papeles que sacaba constantemente para revisar algo.
-¿También vienes de negocios?- le pregunté y me respondió que estaba de paso por una construcción sumamente importante, pero no me quiso hablar más del tema. No dormí durante el viaje, nada raro en mí, a penas el avión aterrizó la novia de Al se le echó encima y me repasó con los ojos a mí de pies a cabeza como siempre lo hace con todo el mundo -te ves más alto- me dijo -me veo terrible- le dije sonriendo y luego ella nos llevó a nuestra casa.
Tres horas más tarde, como estaba predicho, Daniela llegó a verme a la casa, se bajó de su flamante auto rojo del cual siempre ha estado orgullosa y la vi desde la ventana mientras suspiraba esperando que mi madre la recibiera pero como siempre no fue así. Le abrí la puerta, me vio y negó un par de veces -si no me emocionara tanto verte debería de regañarte, mira nada más esa figura que traes ¿has estado comiendo bien al menos?- negué.
Diego: no he comido bien porque no tengo tiempo
Daniela: esas son excusas, a ese paso no me sorprende la preocupación de Paulo
Diego: intento dormir, pero Paulo exagera mucho, además soy universitario
Daniela: si fueras un universitario normal no estaría molestando tanto
Daniela y yo nos comportamos de lo más normal durante horas, hablando de cosas, comentando...filosofeando, como siempre, hasta que porfin me quedé dormido y me desperté con el sonido del timbre en la mañana, abrí la puerta, era un joven alto de cabello castaño que nunca había visto en mi vida, era mucho más joven que yo, así que pensé que iba a vender algo pero no era así -¿Tú eres Diego, verdad?-
Por un momento no supe si contestar pero después asentí -me gustaría hacerte una entrevista-
Creo que las personas que me conocen saben mi nivel de desconfianza -lo siento, pero no me siento muy bien- le respondí, traté de ser lo más amable posible antes de cerrarle la puerta en la cara, pero detuvo la puerta y asomó los ojos -estoy haciendo una investigación, supe que vendrías, creo que eres de los pocos que puede ayudar, por favor-
Miré hacia los lados y salí sin dejarlo pasar, las cosas no están para dejar pasar a nadie a la casa en momentos como ese, me senté en el pórtico y me prestó algunos de sus apuntes, los leí y me di cuenta de que lo que decía era cierto.
-Estoy escribiendo una publicación de arte y pensamiento- estaba nervioso, creo que duró mucho tiempo en decidirse a venir a mi casa así nada más -las personas con las que hablé me dijeron que tienes una idea del tema... ¿podríamos trabajar en ella?-
No me dijo con quién habló, o mejor dicho los nombres que me dio para mi eran completamente irrelevantes puesto que no conocía a ninguno. Durante los últimos tres días, a excepción del tiempo que paso en la clínica buscando a mis médicos los he pasado conversando con él y una grabadora.
Él: ¿te molesta que te tome una foto?
Diego: si, bastante
Él: es para la publicación
Diego: cuando era niño tomé todas mis fotos y las eché a la chimenea en casa de mi abuela, desde ese día la gente que me conoce sabe que no me tomo fotos.
Él: es extraño para una persona como tú
Sonreí, asentí, pero no dije nada. Desistió cuando entró por primera vez a la casa y notó que no hay en ella ni una sola foto.
Daniela entró al estudio de mi casa poco después de que el muchacho se iba yendo.
-Este lugar parece haber pasado por una invasión- dijo tomando una de las maquetas de Al -pero al menos no está como el año pasado-
Suspiré intentando quitar de mi escritorio todos los papeles de Al -se lo llevó a todo a una bodega para seguir trabajando...solo dejó algunos libros-
Justo después de ese momento escuché los gritos de Al de nuevo con su histeria porque no encontraba un acta de nacimiento, al otro lado de la casa Samuel entró para contarnos que Mary se había enojado por una tontería, mi madre bajaba quejandose de sus amigas y la pobre de la chica de servicio corría de un lado a otro intentando calmar a todos, entonces fue cuando me di cuenta...si... estoy en casa.